Cuantas veces me plantee esta situación, cuantas veces elegí creer que esto era cierto, que era lo correcto, y que nada ni nadie podía cambiar mi forma de ver a Dios.
Analice una y otra vez mi vida, incluso la de las personas que me rodeaban, y vez tras vez llegaba a la misma conclusión ,si Dios es tan bueno como me lo venden, ¿Cómo es posible que este pasando esto?
Muchas preguntas, pocas respuestas.
La solución sencilla era tirar la toalla y dejar que el tiempo pasara, pero si aun no me conoces, no soy una persona paciente, y cuando veo o noto algo que me molesta simplemente no puedo vivir con ello. Necesitaba cambiar ese algo que estaba ahí, si Dios no me conviene ¿Por qué elegirlo?.
Me fue inevitable pensar que no era el único que veía a Dios de esta manera, y por suerte pude encontrar a otra persona que estaba en la misma situación que yo.
Cuando leí la historia de Abraham (Génesis 22), pude encontrar a un hombre al cual no le conviene creerle a Dios. Si conoces la historia (puedes leerla) Dios le pide que sacrifique a su hijo, al ser mas preciado y amado que tenia.
Me planteé esta situación y me sonó a un capricho de Dios, ¿Darle un hijo en su vejez para luego pedirlo en ofrenda con un sacrificio?
¿Su voluntad es buena, agradable y perfecta?
Pude llegar a la conclusión de que lo es, pero el resultado se ve solo al final.
Ante una situación como esta, siempre tenemos opciones, la que escoge la mayoría y la que escoge la minoría. Mi lógica dice, como Dios no me conviene no entrego lo que me pide, al fin y al cabo estamos hablando de matar a una persona. Pero la lógica no fue bien usada por Abraham y decidió obedecer.
En Génesis 22:3-10 vemos esta situación, la cual va totalmente en contra de nuestros principios humanos pero los mas ilógico para nosotros, a veces es lo mas lógico para Dios, su voluntad es rara, diferente, pero su bendición es grande y certera.
Al imaginarme a Abraham levantando su cuchillo, mirando al cielo y luego hacia su hijo, es difícil saber que estaría pasando por su cabeza, seguramente sentía miedo, tenia dudas, sin embargo ahí estaba.
Abraham sabia a quien obedecía, y seguramente también sabia que si le pudo dar vida a un cuerpo muerto como el vientre de su esposa podía hacerlo con su hijo mas adelante.
Cuando todo parece irse de nuestras manos, es cuando tomamos las peores decisiones, pero si hay algo de lo que estoy seguro es que Dios nunca llega tarde.
Abraham fue llevado al extremo, al limite, simplemente porque Dios quería trabajar algo en el y esa era la única forma de lograrlo.
Lo mejor de la historia es que todo este acto de tensión, dolor y sufrimiento, fue apaciguado con unas simples palabras, bastó solo con eso para que Abraham suelte su cuchillo y desate a su hijo.
Ahora el sitio de la ofrenda estaba vacío, y en su lugar Dios le dio un carnero, porque no solo llega en el momento justo, sino que cuando llega trae consigo provisión.
Cuando tomé la decisión de entregar mi vida(con todo lo que eso conlleva) a Dios, me vi en la misma situación de Abraham, Dios me pedía cosas que a mis ojos no me convenían, por suerte para mi y para nosotros, ya no pide sacrificios, porque el ultimo fue hecho hace mas de dos mil años, y fue con Jesús en una cruz.
Muchas veces nos encontramos en situaciones que nos hacen sentir entre la espada y la pared, situaciones como las de Abraham. No la vamos a comprender y tampoco vamos a estar en paz.
Lo único que puedo afirmar, es que Dios nunca llega tarde, y si lo hizo aquella vez, también lo hará ahora. Simplemente tenemos que animarnos a obedecer.
Cuando la tormenta pase, vamos a poder decir que al final si me convenía escucharlo y seguirle.
Y que su voluntad es buena, agradable y perfecta, pero a veces, solo lo veremos en el final.
Imagen Bansky.
Absolutamente increíble.
ResponderEliminarBuenísimo 🔥🔥
ResponderEliminarMuy bueno Agus!
ResponderEliminarAsi es !!!!
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